La lucha contra el cambio climático no solo se libra en los parlamentos o en la industria energética: también se combate en el terreno de la información. Un nuevo informe del Panel Internacional sobre el Entorno de la Información (IPIE) advierte que la desinformación agrava el cambio climático al minar la credibilidad científica, socavar las políticas públicas y desorientar a la ciudadanía.
El estudio revisó 300 investigaciones y confirmó que actores poderosos —desde la industria de los combustibles fósiles hasta líderes políticos— han difundido falsedades de forma sistemática. La consecuencia: un retraso significativo en la acción climática y la conversión de una crisis en una posible catástrofe planetaria.
La evolución del negacionismo: de negar el cambio climático a atacar las soluciones
De acuerdo con un artículo de The Guardian, uno de los hallazgos más preocupantes del informe es que el negacionismo climático ha mutado. Ya no se centra exclusivamente en negar la existencia del problema, sino en desacreditar sus soluciones. Falsas narrativas, como la que responsabiliza a las energías renovables de apagones masivos, generan confusión pública y desconfianza hacia las transiciones sostenibles.
Esta evolución estratégica responde a intereses corporativos: en lugar de enfrentar la evidencia, se redobla la apuesta para mantener el statu quo. Según los investigadores, este cambio de enfoque es más difícil de contrarrestar, pues explota miedos legítimos, como el costo o la estabilidad de nuevas tecnologías.
Los bots, trolls y campañas pagadas amplifican este ruido, generando una percepción falsa de debate científico. Así, la desinformación agrava el cambio climático al sembrar dudas donde debería haber consenso.
Objetivos bajo ataque: científicos, reguladores y políticas públicas
La desinformación climática no es solo un fenómeno abstracto: tiene objetivos concretos. El informe advierte que científicos, funcionarios públicos y agencias reguladoras están siendo atacados para frenar avances en materia de política ambiental. Se trata de una estrategia coordinada que busca desestabilizar la legitimidad de quienes promueven cambios estructurales.
Líderes populistas y partidos de derecha, como AfD en Alemania o Vox en España, han jugado un papel clave en este fenómeno. Su discurso, ampliamente difundido por medios y redes sociales, deslegitima los consensos científicos, alentando el escepticismo y desacreditando cualquier regulación ambiental como una amenaza económica.
En este contexto, la desinformación agrava el cambio climático al debilitar las instituciones encargadas de enfrentarlo. Cuando las autoridades son percibidas como enemigas o incompetentes, las soluciones pierden fuerza política.
La maquinaria de la desinformación: actores, intereses y tácticas
El informe del IPIE detalla cómo opera la maquinaria de la desinformación: alianzas entre industrias contaminantes, think tanks conservadores, medios afines y granjas de trolls en redes sociales. Esta red no solo produce contenido falso, sino que lo dirige estratégicamente a quienes toman decisiones: votantes, legisladores y periodistas.
Este sistema funciona como una campaña de relaciones públicas invertida: no busca construir reputación, sino erosionar la confianza en soluciones reales. Las empresas de combustibles fósiles, por ejemplo, han promovido el gas como “bajo en carbono” y se han valido del greenwashing para presentarse como sostenibles mientras ocultan sus impactos reales.

Donald Trump y agencias rusas también son señalados por amplificar esta narrativa. En conjunto, estos actores hacen que la desinformación agrava el cambio climático se convierta en un fenómeno transnacional que requiere cooperación internacional para ser enfrentado.
Las consecuencias sociales: una ciudadanía confundida y paralizada
Cuando la desinformación se instala, las personas pierden referencias claras para actuar. El Dr. Klaus Jensen, codirector del informe, advierte que sin información confiable la ciudadanía no puede tomar decisiones informadas, ni exigir políticas adecuadas. La desinformación no solo bloquea el cambio institucional, sino también la acción ciudadana.
El informe demuestra que el impacto es particularmente fuerte en redes sociales, donde los contenidos virales tienen más peso que las evidencias científicas. Esto alimenta un círculo vicioso de incredulidad, apatía y polarización. De este modo, la desinformación agrava el cambio climático al socavar tanto el conocimiento como la voluntad colectiva.
Además, la desinformación profundiza desigualdades globales: casi todos los estudios revisados están centrados en países del norte global. Esto deja desprotegidas a regiones como África o América Latina, donde la difusión de mentiras puede tener impactos aún más severos debido a menores niveles de alfabetización mediática.

Caminos para la acción: regulaciones, educación y responsabilidad
Pese al escenario alarmante, el informe también ofrece rutas claras de solución. Una de ellas es la regulación de contenidos digitales: la Ley de Servicios Digitales de la UE es un ejemplo de cómo los estados pueden exigir moderación efectiva a las plataformas. Otra medida clave es la exigencia de transparencia a las empresas contaminantes, como reportes estandarizados de emisiones.
La relatora especial de la ONU, Elisa Morgera, ha llamado incluso a criminalizar la desinformación y el greenwashing, señalando que estos actos atentan contra los derechos humanos. Esta perspectiva propone un marco legal que reconozca el daño social de las mentiras climáticas.
Finalmente, la educación climática se perfila como una herramienta de largo plazo. Una ciudadanía informada no solo es más resiliente ante la desinformación, sino también más activa. Porque, como concluye el informe, la desinformación agrava el cambio climático cuando logra que nos resignemos a un futuro que aún podemos transformar.
La crisis climática no solo es ambiental, es también informativa. Frente a un escenario donde la desinformación agrava el cambio climático y sabotea las soluciones más urgentes, es fundamental reconocer que el acceso a información veraz es un derecho clave para la sostenibilidad. Si queremos avanzar, debemos blindar la integridad del debate público y convertir la verdad en un bien común.
Consultado en: https://www.expoknews.com/como-la-desinformacion-agrava-el-cambio-climatico/ Fecha de consulta: 11/07/2025