Oscar A. Pérez Sayago
Secretario General
Confederación Interamericana de Educación Católica
La propuesta del Pacto Educativo Global hecha por el Papa Francisco preocupada por los maestros como agentes de la educación, debe reconocerse y respaldarse con todos los medios posibles. Si nuestro objetivo es brindar a cada individuo y a cada comunidad el nivel de conocimientos necesario para tener su propia autonomía y ser capaces de cooperar con los demás, es importante apuntar a la formación de los educadores con los más altos estándares cualitativos, en todos los niveles académicos. Para respaldar y promover este proceso, es necesario que tengan a disposición los recursos nacionales, internacionales y privados adecuados de manera que, en todo el mundo, puedan cumplir sus tareas de manera efectiva. (Discurso en el Seminario de Educación: El Pacto Mundial, 07/02/20).
Para este fin, el educador debe ser competente, calificado y, al mismo tiempo, rico en humanidad, capaz de estar entre los estudiantes para promover su crecimiento humano y espiritual. El educador debe aunar cualidad de enseñanza y capacidad de atención y cuidado amoroso de las personas. Para estos dos aspectos, se necesita formación permanente, que ayude a docentes y dirigentes a mantener su profesionalismo y, al mismo tiempo, a cuidar su fe y sus motivaciones espirituales. (Videomensaje al Congreso de OIEC, 08/06/19).
En definitiva, queremos comprometernos con valentía para dar vida, en nuestros países de origen, a un proyecto educativo, invirtiendo nuestras mejores energías e iniciando procesos creativos y transformadores en colaboración con la sociedad civil. En este proceso, un punto de referencia es la doctrina social que, inspirada en las enseñanzas de la Revelación y el humanismo cristiano, se ofrece como base sólida y fuente viva para encontrar los caminos a seguir en la actual situación de emergencia. (Videomensaje en el encuentro Global Compact on Education, 15/10/20).